martes, 18 de mayo de 2010



REVOLUCION INTERRUMPIDA


En 1870, el mundo estaba en la etapa del imperialismo, y en esta etapa, bajo la éjida de Porfirio Díaz, en México se van a desarrollar los procesos económicos de expansión para la producción de materias primas y de inversión del capital imperialista. México va a ver surgir, sobre las bases desarrolladas desde la segunda mitad del siglo XIX, la moderna hacienda porfiriana, productora de azúcar, algodón, ganado, henequén y café; la economía de plantación; el desarrollo industrial en las ramas textiles, ferrocarriles, alimentación, y luego electricidad; el auge y modernización de la industria minera; y la creciente proletarización y pauperización de las masas. (Todo este desarrollo se va a dar sin que desaparezcan las formas precapitalistas de dependencia del peón a la hacienda que, junto al salario, mantienen ligada a ella a la fuerza de trabajo)
Para combatir a Villa y a Zapata, el programa del carrancismo, bajo la influencia de Obregón, tomaba las reivindicaciones campesinas, que giraban alrededor de la tierra, dándoles una formulación mas limitada, y añadían las reivindicaciones obreras ausentes en el Plan de Ayala y en los decretos zapatistas. De esta manera, la facción pequeñoburguesa radical dentro del constitucionalismo, cuya influencia fue dominante ante la situación revolucionaria, buscaba formar desde arriba y dominar, a una alianza obrera y campesina bajo su dirección, que era lo que justamente le faltaba al otro bando. Un ejemplo del éxito de esta política fue el pacto de Carranza con la Casa del Obrero Mundial, en donde estos últimos daban su apoyo al constitucionalismo para combatir al villismo, formando los famosos "Batallones rojos". Este acuerdo mostraba, por un lado, la subordinación de los obreros al programa de la pequeño burguesía, pero por el otro, mostraba la debilidad de la burguesía, que necesitaba recurrir a los obreros, haciéndoles concesiones, para derrotar a los campesinos. Una vez derrotado militarmente el villismo, a principios de 1916, Carranza le dio la espalda al movimiento obrero, disolviendo los batallones rojos, encarcelando a sus dirigentes, y olvidándose de sus promesas.
En 1917, con los constitucionalistas en el poder, se dictó una nueva constitución. No hay dudas de que se trata de una constitución burguesa. pero también es un testimonio de las conquistas arrancadas por las masas en lucha y de la debilidad relativa de la burguesía mexicana en las postrimerías de la revolución. Es la sanción legal del triunfo de la primera revolución nacionalista en América Latina. La historia mexicana ha demostrado, sin embargo, que las promesas democráticas no se han podido cumplir bajo los gobiernos de la burguesía nacional. Los límites y la detención posterior de las reformas cardenistas mostraron que sin atacar las prerrogativas y el poder del capital era imposible ir más lejos. Cualquier avance importante posterior ya no puede obtenerse solamente luchando por la aplicación de la constitución incumplida, sino echando abajo el régimen político y social que ha perpetuado en México la pobreza, la ignorancia, la opresión, la explotación y la injusticia.